lunes, junio 07, 2010

LAS VIDRIERAS

Todos los días voy a trabajar a una vieja mansión en el barrio de Salamanca. Aunque es una  casa de vecinos, en el primer piso hay una academia donde un sinfín de adolescentes creciditos intentan remediar lo que no han trabajado en su momento o no han tenido la "suerte" necesaria para superar los exámenes.
En cada rellano de la escalera hayuna gran ventana con una vidriera emplomada de esas que ya no se hacen (sobre todo por su precio astronómico).
El otro día subía andando al segundo piso cuando vi la vidriera del primero hundida y con unos cristales rotos. Me dio una enorme pena. Más tarde al acabar, cuando me iba me encontré con el portero que me contó, con ira, que habían sido unos chicos (él no los llamó así, lógicamente) que, enfadados por sus malos resultados en la academia habían descargado su mal humor aporreando los cristales. El pobre hombre estaba desolado.
Aunque intenté animarle, mi indignación también era mayúscula y pensé que tendríamos que educar más, que habría que insistir en los modos y en las maneras de comportarse y en no permitir todas estas conductas que cada vez rebajan más a las personas, pero soy consciente de que es complejo, los padres tendrían que afanarse más, las autoridades deberían ser más claras y contundentes, las políticas educativas tendrían que levantar el nivel de exigencia.... según iba repasando estos puntos me iba hundiendo más al comprobar cómo hemos ido bajando en nuestro nivel de exigencia humana y lo lejos que nos encontramos de una educación humana real.

sábado, junio 05, 2010

COMO NIÑOS

Una persona a la que mucho quiero me escribe lo siguiente: El otro día iba yo cerquita de tu casa y me cruce con una madre y su niño pequeño en su cochecito. El niño llevaba en la mano una flor blanca (campanilla vulgar blanca).
Le pregunté a su madre: -¿Mami cómo se llama esta flor?
Y la madre le contestó: -Flor blanca.
-Flor blanca, ¡Qué nombre tan raro, mami!, flor blanca.

A mí me hizo pensar en la inocencia del niño, en su fe, en su admiración por lo más vulgar... Y aunque tengamos 100 años, no pasemos de los cinco..., no seamos resabiados, np queramos saberlo todo, admirémonos de las personas y de las cosas.

Yo lo único que hago es transcribirlo con agradecimiento y poner otras flores humildes, un brote de cantueso al borde de una carretera.