miércoles, junio 27, 2012

sábado, junio 23, 2012

TOLERANTES VOLTERIANOS


Voltaire dedica todo el capítulo 8º de su Tratado sobre la tolerancia a alabar el espíritu tolerante del pueblo romano. Cuando llega la hora de hablar de la crueldad de las persecuciones contra los cristianos, lo justifica (aparte de señalar que el número de los mártires no fue tan elevado como suponen los católicos, un curioso argumento) diciendo que fueron los cristianos quienes violentaron el culto tradicional, y que por tanto son ellos los verdaderamente intolerantes. Y que como intolerantes que eran, fueron justamente reprimidos de modo intolerante.
En otro momento, refiriéndose a Japón, justifica la atroz persecución contra los jesuitas en ese país, diciendo que los japoneses practicaban en su imperio doce religiones pacíficamente, y llegaron los jesuitas queriendo introducir la decimotercera. Y hablando sobre una situación similar en China, dice que "es verdad que el gran emperador Tont-Ching, el más sabio y magnánimo, quizá, que haya habido en China, ha expulsado a los jesuitas, pero no porque fuese intolerante, al contrario: porque los jesuitas lo eran".
Una y otra vez sale a relucir una intolerancia visceral hacia todo lo católico. A la hora de justificar la intolerancia, suele presentar precisamente casos en que es ejercida contra los católicos. Y cuando se trata de poner ejemplos de atropellos y de actitudes intolerantes ridículas, suelen aparecer siempre católicos como culpables de ellas.
Cuando habla sobre la discriminación de los católicos ingleses, comenta: "Yo no digo que los que no profesan la Religión del Príncipe (o sea, los que no son anglicanos) deban compartir los puestos y los honores con quienes profesan la religión dominante (los anglicanos). En Inglaterra, los católicos (...) no tienen acceso a los empleos públicos, y pagan el doble de impuestos, pero por lo demás gozan de todos los derechos de los ciudadanos". Es un consuelo –habría que decirle– que solo les hagan pagar el doble de impuestos, y que al menos les permitan vivir, aunque sin muchas facilidades para el empleo.
Como se ve con solo estos pocos ejemplos, la idea de que "hay que ser intolerante con el intolerante" es para Voltaire una patente de corso que le permite justificar actitudes intolerantes que difícilmente aprobaría un observador sensato.
Un eficaz artificio con el que el intolerante suele disfrazarse de hombre tolerante: él mismo juzga quién es el intolerante y qué castigo merece recibir en nombre de "su" concepto de tolerancia.
En los siglos anteriores, la intolerancia había sido cierta y lamentablemente frecuente en la historia, pero hasta entonces nadie se había atrevido a ejercer esa intolerancia en nombre de la mismísima tolerancia.
Este artículo de A. Aguiló no será si será aceptado por los tolerantes de boquilla.

miércoles, junio 20, 2012

LOS CLÁSICOS SIGUEN ENSEÑANDO

Me han enviado esta cita de Cicerón. No puedo dar la fuente porque no la se. Sin embargo es muy ciceroniana.

"El presupuesto tendrá que estar equilibrado, el tesoro tendrá que volver a llenarse, la deuda pública se tendrá que reducir, la arrogancia de la burocracia tendrá que ser atemperada y controlada y la ayuda a las tierras extranjeras tendrá que eliminarse para que Roma no entre en la bancarrota. 
El pueblo debe otra vez aprender a trabajar en vez de vivir de la asistencia pública"

viernes, junio 08, 2012

EXIGENCIA Y FALTA DE COMPRENSIÓN


WhatsApp dispone de un sistema que permite al usuario saber si su mensaje ha sido entregado o no en destino: al lado izquierdo de los mensajes enviados aparece un pequeño reloj cuando el texto no ha sido aún entregado, una marca verde si ha llegado a los servidores de la compañía proveedora del servicio y espera para ser enviado al dispositivo de la persona a quien se lo queremos hacer llegar, y una doble marca también verde si ya ha sido entregado.
Esta última señal no significa que el mensaje haya sido leído, si no simplemente que ha sido entregado al usuario de destino. Este puede encontrarse enfrascado en otros quehaceres y sin dar atención a su teléfono (por lo que no verá el mensaje entrante), con el terminal en silencio o, simplemente, lo ha leído pero no quiere o no puede responder inmediatamente.

Este significado, que debería parecer claro para la mayoría, no lo era tanto para un numeroso grupo de usuarios que consideraban que, si al lado del mensaje enviado salía la doble marca, la respuesta no podía tardar mucho en llegar y, con tal premisa, se permitían exigir a sus destinatarios una respuesta rápida.
Tal ha sido el grado de confusión que, finalmente, este ha llevado a la compañía a "twetear" en su cuenta oficial de microblogging una explicación breve (esto último, obligado por la propia naturaleza del medio) de lo que debe entenderse cuando nos sale el símbolo de la doble marca al lado de un mensaje, y que ello no implica que haya sido leído. Como corolario, es lógico que si no tenemos la seguridad que haya sido leído, tampoco podemos exigir respuesta.
Personalmente, veo en el hecho de que WhatsApp se haya tenido que explicar, una muestra clara de hacia donde va nuestra sociedad en términos de exigencia a los demás y de falta de comprensión. Hay que ganar en paciencia, en calma, en pensar en los demás, en no tener la soberbia de querer que nos contesten inmediatamente y que nos atiendan dejando todo lo que estén haciendo. Estamos en una sociedad de niños y de viejos, que son siempre impacientes y quieren que lo suyo sea inmediato.

lunes, junio 04, 2012

RE-UNIÓN FAMILIAR

Este fin de semana he tenido la primera de las fiestas familiares de este mes. Ha sido un cumpleaños y luego le sucederá un bautizo y una primera comunión.
Estas fiestas son momentos muy especiales: las generaciones se juntas, se estrechan lazos, sale lo mejor de nosotros. Nos unimos más estrechamente.
Es el momento de perdonar y de olvidar que es cuando el perdón es real.
Es el momento de comprender a cada uno con sus cosas.
Es el momento también de no dejarnos llevar por lo nuestro.
Es el momento de colaborar todos haciendo cada uno lo que sabe que les gusta a los demás y no haciendo o diciendo lo que se prevé que no caerá bien o puede herir.
Es el momento de agradecer a Dios la institución familiar.