sábado, noviembre 10, 2007

GRANDEZA DEL PERDON


Me lo contaban ayer.
El protagonista es alguien quien en dos ocasiones sucesivas sufrió la lesión de unos derechos pero además de manera chulesca. La actitud prepotente de alguien que tiene poder y lo utliza en beneficio propio y no en servicio a los demás fue el causante del atropello.
Nuestro afectado después de una explosión inicial decidió aceptar y perdonar a esa persona, no por debilidad sino por principios y para conseguir una convivencia pacífica.
Y aquí llega el momento gracioso, el que había agraviado continua en su postura transformada ahora en distanciamiento y vindicación.
Comentaba el agraviado: pues yo creo que perdonándole de corazón sigo ganando.
Yo peinso lo mismo