WhatsApp dispone de un sistema que permite al usuario saber si su mensaje ha
sido entregado o no en destino: al lado izquierdo de los mensajes enviados aparece un pequeño reloj cuando el texto no ha sido aún entregado, una marca
verde si ha llegado a los servidores de la compañía proveedora del servicio y
espera para ser enviado al dispositivo de la persona a quien se lo queremos
hacer llegar, y una doble marca también verde si ya ha sido entregado.
Esta última señal no significa que el mensaje haya sido
leído, si no simplemente que ha sido entregado al usuario de
destino. Este puede encontrarse enfrascado en otros quehaceres y sin dar
atención a su teléfono (por lo que no verá el mensaje entrante), con el
terminal en silencio o, simplemente, lo ha leído pero no quiere o no puede
responder inmediatamente.
Este significado, que debería parecer claro para la mayoría,
no lo era tanto para un numeroso grupo de usuarios que consideraban que, si al
lado del mensaje enviado salía la doble marca, la respuesta no podía tardar
mucho en llegar y, con tal premisa, se permitían exigir a sus destinatarios una
respuesta rápida.
Tal ha sido el grado de confusión que, finalmente, este ha
llevado a la compañía a "twetear" en su cuenta oficial de
microblogging una explicación breve (esto último, obligado por la propia
naturaleza del medio) de lo que debe entenderse cuando nos sale el símbolo de
la doble marca al lado de un mensaje, y que ello no implica que haya sido
leído. Como corolario, es lógico que si no tenemos la seguridad que haya sido
leído, tampoco podemos exigir respuesta.
Personalmente, veo en el hecho de que WhatsApp se haya
tenido que explicar, una muestra clara de hacia donde va nuestra sociedad en
términos de exigencia a los demás y de falta de comprensión. Hay que ganar en paciencia, en calma, en pensar en los demás, en no tener la soberbia de querer que nos contesten inmediatamente y que nos atiendan dejando todo lo que estén haciendo. Estamos en una sociedad de niños y de viejos, que son siempre impacientes y quieren que lo suyo sea inmediato.
5 comentarios:
Al hilo de lo que indicas:
El pasado domingo sonó un móvil en plena misa. El "agraciado" con la llamada, salió a toda prisa del banco, se dirigió a la puerta y volvió al rato. Posiblemente estaba esperando una llamada urgente, importantísima....., pero también es posible que no quisiera ser tachado de "no conectado", o "no estar disponible". La sociedad se está acostumbrando a eso. A tenerte disponible "siempre", ¡que para eso te llamo al móvil!
¡Menos mal que no sonó el del oficiante!
No creas que no han sonado a sacerdotes celebrando la misa. Necesitamos más calma, más tranquilidad, menos prisas. ¿Cuántas llamadas telefónicas desde el móvil podrían eliminarse?
Ayer en "El Pais" salió un artículo hablando precisamente de este tema y de la ansiedad que estaba comenzando a producirse y manifestarse en consultas de psiquiatras.
¡ Hicimos una buena con el invento del movil!
Voy a intentar leerlo. Muchas gracias.
A más eficaces son las comunicaciones, más rápidamente y con mayor amplitud se propagan las majaderías. A eso se debe que los individuos más sensatos se protejan del exceso de información. What's Up no nació para lo que se está empleando, pero quien se arriesgue a usarlo debería tener presente la primera regla del sentido común: el ser humano es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras; cuando éstas además las ha escrito gana significado la máxima de Fouché (santo patrón de los ministros del interior): 'dadme cuatro líneas que haya escrito cualquier ciudadano y hallaré causa suficiente para guillotinarle'.
Alfonso el Incroyable
Publicar un comentario