
Acabo de venir desde lejos, andando y por medio de todo el tráfico de la ciudad. He pasado por unos cuantos pasos de peatones, todo ellos de la categoría de "pasos cebra" y me ha reconfortado ver como los conductores se paran, te deja pasar sin agobios y en el caso de que alguien no se haya apercibido de tu presencia o lo haya hecho tarde, te pide disculpas.
Es una muestra de como poco a poco todos podemos ir aprendiendo esas virtudes cívicas que no se rigen por la ley del más fuerte sino por la de la comprensión y la consideración a los demás. Es también muy gratificante ver a padres que enseñan a sus hijos pequeños cómo deben ir por la calle, donde deben tirar los papeles y otras tantas minucias que son el germen de un espíritu ciudadano.