“El lobo y el cordero” (Lupus et Agnus):
El lobo y el cordero, sedientos,
llegaron al mismo arroyo.
El lobo estaba aguas arriba
Más abajo el cordero
El lobo, movido por su voracidad irrefrenable,
buscó pretexto para discutir.
“¿ Por qué enturbias el agua que bebo?”
El cordero, atemorizado, dijo :
“perdona, lobo, pero ¿cómo puedo hacerte eso,
si el agua que yo bebo me llega desde tu sitio?”
Entonces, desmentido por la evidencia, atacó :
“hace seis meses hablaste mal de mí”
Y el cordero contestó: “pero si entonces aún no había nacido”
Además, “tu padre, por Hércules, habló mal de mí.”(dijo el lobo)
Y seguidamente lo agarró y, contra todo derecho, lo descuartizó.
Esta fábula fue escrita por Gayo Julio Fedro (
La traigo a colación -y con ella vuelvo al blog- porque siendo escrita hace tantos siglos es una magnifica exposición de lo que son los prejuicios. Hablamos con mucha frecuencia de mundo global, o de aldea global, pero para llegar allí hay que borrar ese conjunto de ideas preconcencibidas, irracionales, que por desgracia guardamos celosamente en nuestro corazón. Se nos llena la boca hablando de tolerancia, pero solo sabemos ser tolerantes en una dirección. Ánimo, podemos superarlo, pero lo primero es admitir que somos así.
3 comentarios:
Ups! esto me suena, me ha pasado más de una vez... (en el papel de la oveja y del lobo....)
Saludos
Caro Alberto: has dado en la diana. Me recuerda, mucho, una página de "El arte de amargarse la vida": cuenta la Historia de un señor que pide, al vecino, un martillo. Y termina, por los prejuicios, maldiciendo al vecino.
Gracias, me ayuda.
Un forísimo abarzo en esta mañana dse lluvia tan persistente como necesaria.
Simplemente decir que:
Omnia in bonum!
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