
Hoy he escucuchado a uno de mis fabricantes de ideas y recopiladores del sentido común. Ha estado brillante como casi siempre. Ha derivado al pesimismo y de sus comentarios resalto algunas cosas para alertar a los pesimistas y animarles a salir cuanto antes de esa actitud que es claramente mortal y además difunde sus gases mortiferos alrededor enfermando el ambiente. Decía "el mentor de pelo blanco" llamémosle así: Hay gente que vive inmersa en un pesimismo real que se manifiesta en una queja continua. La queja sólo genera desanimo y contribuye muy negativamente al ambiente de trabajo, de manera que lo mejor es suprimir de nuestro entorno a los que se quejan si queremos avanzar y que las cosas progresen. El que se queja no aporta soluciones al problema, tampoco piensa que él puede ser parte del problema, no se implica generosamente en la resolución del posible o real problema.
Por supuesto, aunque él no lo ha dicho, es totalmente falsa la defensa inutil y cobarde del pesimista: "Yo no soy pesimista, soy realista". Otros dicen que son objetivos. Tengo que añadir que le he oído a una persona que está en los altares: "no quiero gente que se dice objetiva a mi lado"