
Estoy leyendo una novela que ha sido finalista de un glorioso Premio Literario. En la página 73, la protagonista hace una declaración de principios: para ella lograr que los nos rodean ignoren nuestros sentimientos, nuestra realidad, nos proporciona una rara sensación de seguridad ; y el desconocimiento de los sentimientos ajenos es de gran ayuda en ciertas circunstancias.
Pues sí, hay gente que vive en ese mundo suyo cerrado, que no quieren que nadie penetre en él, que ponen todo tipo de trabas para que no se conozcan los detalles más normales y nimios de su vida, que sufren cuando alguien se entera de alguna cosa suya, que contestan con evasivas a las preguntas más sencillas.
Si existe ese mundo y existen muchas personas de esas, desconfiadas y rodeadas de desconfianza que no te dejan acercarte a ellas. ¡Menos mal que existen muchas personas abiertas, receptivas, comunicativas, acogedoras!