domingo, mayo 27, 2012

MALOTE

Entre los jóvenes hay un término que es malote/a. Se refiere a aquellos que sin ser malos quieren serlo y se empeñan en decirlo y en hacer gestos que corroboren sus deseos. A la hora de la verdad son buenos. Ahora me he encontrado con gente mayor a los que se les podría también aplicar el mismo adjetivo. ¿A qué se debe esta actitud? ¿Por qué esa falta de verdad en la propia vida? Seguro que hay muchas razones, pero yo me he encontrado con una, la de aquellos que habiéndolo pasado mal en un momento de su vida, se empeñan en no digerirlo, en mantener artificialmente ese mal sabor de boca, en adoptar una pose que el paso de los años ha demostrado que es falsa. En el fondo adoptar una máscara.

sábado, mayo 19, 2012

LA IMPORTANCIA DE LEER


Una semana más Paco Sanchez nos ofrece una interesante reflexión.


Para leer se necesita silencio y un lápiz. Si damos por supuesto el libro, lo difícil es conseguir silencios, tiempos de soledad. La coartada para no leer siempre ha sido la misma falta de tiempo reiteradamente aducida por personas de cualquier edad, y muy especialmente de la más temprana, cuando les conmino a que lean un metro de libros al año. Para que nadie se confunda y sume los centímetros de los cómics en vertical, añado que me refiero a un metro de libros tumbados. Les parece una barbaridad y hoy les comprendo un poco mejor.
Suelo reírme cuando argumentan así, pero no les explico lo que me hace gracia: no solo la excusa tan manida, sino el que pienso que disponen de más tiempo que yo. Les doy una receta: basta con llevar siempre un libro encima. Si uno carga con el libro, aparecen esos ratos para leer, a veces muy breves. Un consejo que proviene de la experiencia, de modo que redondeo la frase mostrando el libro que me acompaña en ese momento. Pero lo cierto es que el sistema ya no me funciona.
Compruebo que esos encuentros dulces de silencio y conversación, lápiz en mano, con un texto repleto de sugerencias y descubrimientos van raleando, así que he decidido recontarlos a diario, ante el peligro inminente de emburrecimiento y manipulación, que son los dos efectos secundarios inmediatos de la anemia de letras: el cerebro se queda sin vitaminas, girando sobre sí mismo como un motor loco, y a merced de cualquier opinión vagamente expresada por un compañero de oficina, un entrenador de fútbol o un concejal de urbanismo.

domingo, mayo 13, 2012

BELLEZA

Comentaba un buen amigo la pérdida de tiempo que supuso para él en sus estudios de bachillerato -estudio en otros tiempos, diría más ricos- la asignatura de latín. No es fácil sacarle de su error. Y lo más sorprendente es que es un buen melómano. Pues aquí dejo un vídeo, expresión de belleza, de tiempo inútil, de juego, pero que una vez que se ve se siente la calma del corazón. Y no me ha dejado nada,aparentemente, ha sido fugaz, pero me ha dejado mucho.
Al latín le pasó lo mismo, me ha mostrado las raíces de mi idioma, me ha enseñado a descubrir las raíces de mi forma de pensar, me ha ayudado a reestructurar de una manera lógica mi cabeza y me permite ir a las fuentes de mi fe. Me gustaría que mi amigo, abriera su mente en este sentido y que, quizás, abandonara prejuicios. Seguro que sería más feliz, sin tener rencores al latín.


sábado, mayo 12, 2012

POBREZA

Otro artículo de gran calado de Paco Sánchez:



En un artículo publicado en El País, Luis Ayala daba este jueves un dato estremecedor que andaba yo buscando hace mucho tiempo: «Entre el 2006 y el 2010, los ingresos del 5 % de la población con rentas más bajas cayeron cerca de un nueve por ciento», mientras que los del 5 % de rentas más altas crecieron en un porcentaje cercano al diez. Es decir: se estaba acentuando una desigualdad crónica que los recortes de la crisis -era la tesis de su artículo- pueden agravar hasta límites estremecedores. Ayala hace un análisis interesante, aunque prescinde de los motivos socioculturales para explicar esta brecha cada día más profunda desde, dice, los primeros años noventa, y se remite casi solo a las políticas redistributivas insuficientes.

El gran problema, me parece, reside en la progresiva deshumanización de nuestras sociedades que, con sus instituciones proveedoras de valores averiadas -familia, educación, iglesias-, han quedado sometidas a una visión meramente comercial de la persona: valemos en función de nuestro grado de imprescindibilidad económica. A los indispensables se les paga lo que haga falta y a los recambiables, lo menos posible.
Escribía Simon Leys: «Por una irónica paradoja, el proletariado está condenado al ocio forzado del desempleo crónico, mientras que los miembros de la élite educada, cuyas profesiones liberales han sido transformadas en máquinas dementes de hacer dinero, se condenan a sí mismas a la esclavitud de un trabajo abrumador que no cesa ni de día ni de noche, sin tregua, hasta que revientan en la tarea, como acémilas aplastadas por su propia carga». Deberíamos repensarlo. Y no solo en clave económica.

viernes, mayo 11, 2012

GOBERNAR

Leo en Chateaubriand: “Cuanto menos capacitado se está para gobernar, más se ama hacerlo”.
La verdad es que tenemos bastantes ejemplos para corroborar que el francés no se equivocaba lo más mínimo al hacer tamaña declaración. Una persona que no ejerce el poder, honradamente, pensando exclusivamente en los demás, no está capacitado para gobernar y es un peligro para la promoción de la persona.
Y esto no sólo ocurre en la política, hay muchas personas con poder a diversos niveles que lo único que hacen es ejercitarlo para su satisfacción personal. También ocurre en la misma familia –ahora menos- haciendo la vida muy difícil a todos.
El dictador que así se llama, hace todo, nada se mueve sin su beneplácito, siempre es el que determina la bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto.
Pero hay algunos que se mantienen en ese poder porque sus superiores son igual de dictadores

domingo, mayo 06, 2012

LAS VELAS

Tengo varios amigos que son muy amigos de las velas. Uno de ellos tiene velas repartidas por toda la casa y las va encendiendo según va por esos lugares. Con las mismas las va apagando. Así contado parece que es un tío raro o un friky, pero estás con él y es una delicia: educado, culto, cariñoso y sonriente y además sabe escuchar con atención. 
Pienso que a veces las peculiaridades de las personas, si no coinciden con las nuestras, las calificamos de rarezas y no es así, son formas de ser que los hace distintos, que nos enriquecen.
¿De qué depende el que no seamos objetivos con ellos? Creo que se debe a que nos miramos a nosotros mismos y desde nosotros miramos a los demás y ese es el error.
Cada persona es un valor único. Hay que mirarla a ella sola

sábado, mayo 05, 2012

NO TOCARLOS

Transcribo la columna de Paco Sanchez en la Voz de Galicia, hoy. ¡Qué importante es no perder esta sensibilidad!
Leí la historia de las dos niñas de Ribeira que tienen que recorrer a pie cuatro kilómetros para ir a la escuela porque la Xunta ha suprimido el servicio de taxi que las llevaba, y recordé que mis madre y sus hermanos caminaban otros tantos kilómetros, a través de corredoiras, hasta una escuela con un solo maestro y que, cuando el Mandeo venía crecido, no podían cruzar de ida o… de vuelta. Llevo mal que la gente del campo no disponga de los mismos servicios básicos que la de las ciudades. También leí sobre el cierre de dos centros de día para mayores en Madrid. “Ah, eso no, a estos que ni me los toquen”, pensé.
No puede haber recortes para los mayores. Sería una vergüenza y un error táctico descomunal, porque están actuando como una red familiar de seguridad que amortigua los golpes de quienes van cayendo en el paro. Son muchos los que con su pensión, pequeña pero segura, y los ahorros de una vida, atienden pagos de hijos y nietos.
Ahora que confundimos cualquier servicio con un derecho –incluso si no podemos pagarlo ni individual ni colectivamente–, los mayores sí tienen derecho a una jubilación plácida. La culpa no es de ellos, sino nuestra, por no saber administrar los frutos de sus colas de posguerra, del pluriempleo o la emigración en los años del desarrollo, de sus esfuerzos silenciosos, también para ir a malas escuelas por caminos enlodazados. Lo han pagado y, si no tenían el derecho, lo han comprado con billetes grandes y me duele que se los devuelvan ahora en calderilla. A estos, ni tocarlos.

viernes, mayo 04, 2012

AL FARO


Comprendo que es una cita muy larga, está tomada de Al faro, de Virginia Woolf, pero no he podido resistirme a transcribirla entera. Expresa la indecisión, el miedo a la responsabilidad, la tentación de dudar de lo que hacemos, la incertidumbre... Hace pensar.


El nerviosismo provocado por la presencia del señor Ramsay le había hecho equivocarse de pincel, y el caballete, clavado en el suelo con tanta agitación, no tenía la orientación adecuada. Una vez que hubo rectificado todo aquello y que, al hacerlo, dominó las cosas improcedentes e inoportunas que distraían su atención y que le hacían acordarse de quién era y de las relaciones que tenía con la gente, tomó posesión de su mano y alzó el pincel, que, por un momento, permaneció temblando en el aire, en un éxtasis doloroso pero estimulante. ¿Dónde tenía que empezar? Esa era la cuestión; ¿en qué punto daría la primera pincelada? Una línea trazada en el lienzo creaba innumerables riesgos, provocaba decisiones no por inevitables menos irrevocables. Todo lo que parecía simple en teoría, se convertía en complicado cuando se llevaba a la práctica; de la misma manera que las olas, aunque simétricamente distribuidas cuando se las ve desde lo alto del acantilado, están sin embargo separadas por profundos golfos y crestas espumeantes para el nadador que se debate entre ellas. Hay que correr el riesgo de todos modos; hay que dar la primera pincelada.
Con una curiosa sensación, sintiéndose empujada y retenida al mismo tiempo, adelantó el pincel, con rapidez y decisión, hasta apoyarlo sobre la tela. Un temblor marrón dejó sobre el lienzo blanco una señal en movimiento. Luego repitió el gesto una segunda y tercera vez. Mediante pausas y temblores alcanzó un ritmo de danza, como si las pausas fuesen una parte del ritmo y las pinceladas otra, ambas relacionadas; de ese modo, por medio de pausas y de pinceladas ligeras, rápidas, Lily cubrió el lienzo de nerviosas líneas marrones en movimiento que, apenas trazadas, encerraban un espacio (cuya importancia sentía crecer a cada momento). En el hueco de una ola veía la siguiente, alzándose cada vez más alta por encima de la primera. Porque, ¿qué podía ser más formidable que aquel espacio?  Allí estaba de nuevo, pensó, retrocediendo para mirarlo, apartada de las conversaciones intrascendentes, apartada de la vida, separada de la gente y en presencia de su antiguo y formidable enemigo personal: aquella otra cosa, aquella verdad, aquella realidad, que de repente se apoderaba de ella, que surgía desnuda por detrás de las apariencias y exigía su atención.  
Lily se sentía dispuesta y reacia a medias. ¿Por qué tenía siempre que quedarse sola y ser arrastrada? ¿Por qué no se la dejaba en paz, por qué no dedicarse a hablar con el señor Carmichael en el jardín? Se mirara como se mirase, se trataba de una relación agotadora. Otros objetos venerables se contentaban con la veneración; hombres, mujeres, Dios mismo, todos permitían que el fiel se postrara de rodillas; pero aquella realidad, aunque sólo se tratara de la forma de una pantalla blanca por encima de una mesa de mimbre, exigía un combate perpetuo, desafiaba a una confrontación de la que inevitablemente se salía derrotado. Antes de cambiar la fluidez de la vida por la concentración de la pintura, Lily pasaba siempre (no sabía si achacarlo a su manera de ser o si era consecuencia de su condición de mujer) por unos instantes de desnudez en los que parecía un alma non nata, un alma separada del cuerpo, que se debatiera en alguna cumbre ventosa, expuesta sin protección al azote de todas las dudas. ¿Por qué lo hacía entonces?
Contempló el lienzo levemente rayado por líneas en movimiento. Lo colgarían en los dormitorios de los criados. O lo enrollarían y acabaría debajo de un sofá. ¿Qué sentido tenía hacer aquello? Oyó una voz diciendo que no sabía pintar, diciendo que era incapaz de crear, como si estuviera atrapada en una de esas corrientes habituales que, al cabo de cierto tiempo, la experiencia forma en la mente, de manera que las palabras se repiten sin saber ya quién las dijo por vez primera.
No saben ni pintar ni escribir, murmuró monótonamente, meditando, inquieta, cuál debería ser su palabra de ataque. Porque los volúmenes se alzaban ante ella, sobresalían, sentía su presión en los ojos. Luego, como si ya hubiera segregado espontáneamente la sustancia necesaria para lubrificar sus facultadas, empezó, insegura, a mojar el pincel entre los azules y los ámbares, moviéndolo de aquí para allá, aunque ahora el trabajo resultaba más pesado y avanzaba más despacio, como si se acompasara con algún ritmo que Lily recibía al dictado (seguía contemplando el seto y el lienzo) de las cosas que veía, por lo que, si bien su mano se estremecía de vida, aquel ritmo era lo bastante constante fuerte para arrastrarla con él en su corriente. Y al mismo tiempo que perdía conciencia de las cosas exteriores, así como  de su nombre, su personalidad, y su aspecto, y de si el señor Carmichael estaba o no allí, su mente seguía arrojando a la superficie, desde lo más profundo, escenas, nombres, frases, recuerdos e ideas, como una fuente arroja líquido, sobre aquel resplandeciente espacio blanco, espantosamente difícil, mientras ella lo moldeaba con verdes y azules.

miércoles, mayo 02, 2012

CIENTIFICOS Y DIOS


Con motivo de un coloquio en torno a ciencia y religión, tuve ocasión de repasar algunas afirmaciones de científicos universalmente reconocidos. He aquí un breve ramillete:
Isaac Newton: “Lo que sabemos es una gota. Lo que ignoramos, un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo no ha podido salir sino del plan de un Ser omnisciente y omnipotente”.
En parecidos términos se habían expresado Copérnico y Kepler, los mejores astrónomos de siglos anteriores.
Darwin: “Jamás he negado la existencia de Dios. Pienso que la teoría de la evolución es totalmente compatible con la fe en Dios”.
En modo semejante se manifestaba Gregor Mendel, monje agustino que definió las leyes de la herencia genética.
Edison: “Mi máximo respeto y admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos, que es Dios”.
Algo similar comentaría, muchos años después,Werner Von Braun, diseñador de los cohetes V-2 y del proyecto Saturno que condujo al hombre a la Luna.
Albert Einstein, que tampoco puede ser considerado un tonto, decía: “A todo investigador profundo de la naturaleza no puede menos que sobrecogerle una especie de sentimiento religioso, porque le es imposible concebir que haya sido él el primero en haber visto las relaciones delicadísimas que contempla”.
En definitiva, la ciencia empírica no demuestra ni niega la existencia de Dios, porque no cabe una demostración experimental en laboratorio. Pero basta abrir una ventana, mirar un paisaje y contemplar el milagro de la vida para decirnos: este reloj no lo he construido yo.A. Coll Gilabert

LOS LIBROS

Acabo de leer el siguiente proverbio indio: Un libro es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Me hace pensar en tantos cerebros dormidos, en tantos que no leen, en tantos que prefieren estar pasivamente delante de un televisor aceptando los que les echen, en tantos que se paran a dialogar y a aprender de esos amigos pacientes y variados, tan distintos.
Y no hace falta tener mucho tiempo, basta con que deseemos encontrarlo porque en ese mismo momento aparecerá.